Asesor urbanístico del Ayuntamiento de Marbella. Sin cargo público pero con mucho poder en el consistorio. Fue la mano derecha del alcalde Jesús Gil en los dorados 90 marbellíes.
Consiguió entonces el control político de la ciudad y lo usó para enriquecerse a través de comisiones ilegales. Roca heredó el sistema corrupto de la etapa Gil y lo extendió al siguiente alcalde: Julián Muñoz.
Muñoz se hizo con el consistorio en 2003 pero en solo un mes, dejó el cargo por una moción de censura encabezada por dos mujeres: Marisol Yagüe, compañera de partido que le quitó el sillón, y la trásfuga socialista Isabel García Marcos, látigo de Jesús Gil en la lucha contra la corrupción hasta que se dejó querer por la trama.
Las dos fueron detenidas, junto a otros concejales, empresarios y José Antonio Roca en 2006. En abril de ese año una gestora se hacía cargo del ayuntamiento. Por primera vez en democracia se intervenía un ayuntamiento.
Corrupción política y urbanística, licencias y sobornos. Un cocktail que mezcló políticos municipales con empresarios y constructores. Como José Ávila Rojas o Rafael Gómez Sánchez, apodado Sandokán.
Un engranaje bien urdido. Empresario soborna, Roca reparte. Así de simple era la trama que hoy ha echado el telón.