Están sueltos, en nuestro país, y podrían ser muy peligrosos. Lo demostraron el pasado verano cuando la policía encontró en un adosado en la Línea de la Concepción, Cádiz, su centro de operaciones. En ese zulo guardaban armas y explosivos. Dos de ellos, de origen checheno, quedaron en libertad el pasado mes de marzo por falta de pruebas.

El último quedó en libertad hace unos días, justo después de los atentados de Boston. La policía le conoce como el facilitador porque es el que organizó el viaje de los dos chechenos de Turquía a España.

Según las primeras investigaciones, alguien le habría ayudado a conseguir la fianza y evitar así ser interrogado por la policía española en la cárcel. Los tres habrían pasado por campos de entrenamiento yihadistas, y dos de ellos habrían combatido en Afganistán.

Cuando la policía les detuvo estaban estudiando el manejo de ultraligeros y aviones teledirigidos. El Gobierno trata ahora de expulsar del país a los dos chechenos, mientras investiga cómo el turco ha conseguido pagar los 30.000 euros de fianza después de la masacre de Boston.