Tras la victoria en el Mundial femenino de la Selección española, llegó la polémica: Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) desde 2018, plantaba un beso —no consentido— a una de las jugadoras del equipo ganador, máxima goleadora de la Roja, Jenni Hermoso. Antes de esto, el comportamiento de Rubiales ya era tema de conversación, al haber celebrado el campeonato tocándose los genitales desde una tribuna que compartía con la reina Letizia y la infanta Sofía. Ahora, la federación ha convocado una asamblea extraordinaria para este viernes, una asamblea de carácter urgente en la que se abordará, principalmente, toda la polémica en la que se ha visto envuelta el dirigente del órgano que rige el fútbol español.
No obstante, nada apunta a la dimisión de Luis Rubiales, sino a todo lo contrario. Se prevé, entre otras cosas, que Rubiales reciba el apoyo de los integrantes de la asamblea, a pesar de que desde la RFEF ha abierto "diligencias internas" referentes a "asuntos de integridad", tal y como indicaron en un comunicado. Así a todo, el Consejo Superior de Deportes (CSD) ha adelantado que, una vez concluya la asamblea, tomará una decisión sobre el caso. Pedro Sánchez, en la recepción de las campeonas en el Palacio de la Moncloa, recordó que la RFEF "no pertenece a la estructura ni al organigrama del Gobierno" y que su presidente "es elegido o destituido por sus asociados", por lo que el Ejecutivo no tiene en su mano el futuro de Rubiales. Sin embargo, el CSD, que sí depende del Gobierno, puede tomar cartas en asuntos como el que ahora afecta a Rubiales. Y no es la primera vez que ocurre.
Así fue destituido Ángel María Villar
Ángel María Villar fue presidente de la RFEF desde 1988 hasta 2017. En julio de aquel año, él y su hijo Gorka fueron detenidos en el marco de una operación anticorrupción de la Guardia Civil, acusados de desviar fondos de partidos de la Selección para enriquecimiento propio. A raíz de su detención, el CSD, entonces presidido por José Ramón Lete, confirmó una suspensión cautelar y provisional, por un año, a Ángel María Villar como presidente de la Federación. En aquel momento, el presidente estaba acusado de administración desleal, apropiación indebida y/o estafa, falsedad documental y corrupción entre particulares. Para que el CSD pudiera suspenderlo, no obstante, tuvo que haber dado un paso previo el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), que poco antes abrió un expediente al ahora expresidente.
Aunque los dos entraron en prisión, no tardaron mucho en salir: el día 1 de agosto, los Villar pagaron sus fianzas (de 300.000 euros para Ángel María Villar y de 150.000 euros para su hijo), lo que les permitió abandonar la cárcel de Soto del Real (Madrid) en la que se encontraban. Ahora bien, la destitución de Villar tardó mucho más en llegar: en el mes de septiembre, el TAD sumó otro expediente al ya abierto por el tribunal y en diciembre fue la instructora de este último expediente, Cristina Pedrosa Leis, quien formuló la propuesta de destitución de Villar como presidente de la RFEF. La decisión se tomó a finales de este mismo mes, en diciembre de 2017, cuando el TAD aprobó la destitución de Villar.
Cómo destituir a un presidente de la RFEF
La destitución de un presidente de la Real Federación Española de Fútbol puede aprobarse siempre que el TAD así lo considere. El tribunal es el órgano deportivo con más autoridad del país en el ámbito deportivo: se encarga de velar y revisar los actos de todas las federaciones deportivas en cuestiones como el dopaje, la disciplina deportiva o la legalidad de los procesos electorales. Aunque actúa de forma independiente, el TAD es un órgano adscrito al CSD.
Para destituir a un presidente de una federación deportiva, el TAD tiene que —como ocurrió con el caso de Villar— abrir un expediente que se corresponda con una infracción prevista en la Ley del Deporte, a propuesta del CSD. Como ocurrió con el exdirigente de la federación, éste puede ser suspendido de manera cautelar y provisional hasta que se tome una resolución firme, por lo que podría dejar de ejercer sus funciones antes de ser destituido. El expediente puede ser abierto a iniciativa propia, pero también empujado por alguna denuncia interpuesta ante el CSD. En el actual caso de Rubiales, Sumar ha presentado una denuncia por infracción grave por su beso a Jenni Hermoso.
No obstante, la propia RFEF también tiene potestad para destituir a su presidente. Para ello, habría que formalizar una moción de censura que, para que salga adelante, tiene que contar con el respaldo de al menos "un tercio de los miembros de la Asamblea General". Es decir, al menos 46 de los 140 miembros tienen que ponerse de acuerdo para presentar una moción de censura contra el presidente. De salir adelante, su funcionamiento es relativamente sencillo: se presenta un candidato para sustituir al actual dirigente, se celebra un debate y después, una votación: si consigue la mayoría absoluta (dos tercios de la asamblea), el presidente quedaría destituido.
El CSD, presidido actualmente por Víctor Francos, ha señalado que esperará a la asamblea de la RFEF para decidir si acude al TAD o no con respecto a este caso, aunque el propio Francos ha reconocido que cuando vio el beso de Rubiales a Jenni Hermoso supo que era algo "grave". En este escenario, Francos ha sido muy claro con abrir "los procedimientos que la Ley del Deporte establece" y, haciendo suyas las palabras de Pedro Sánchez sobre el caso Rubiales —que describió su comportamiento como "inaceptable" y sus disculpas como "insuficientes"— ha advertido: si la RFEF no toma decisiones, el CSD está dispuesto a hacerlo.
La tercera vía para poner fin al mandato de Rubiales
La tercera opción de que Rubiales acabe apartado de su cargo viene de su propia figura: la dimisión. Sin embargo, y ante diferentes peticiones para que esto ocurra, la dimisión no entra en los planes de Rubiales, quien prevé recibir el apoyo de los miembros de la federación en la asamblea convocada para el viernes.