Las consecuencias de la caótica jornada que se vivió el jueves en el Congreso de los Diputados siguen coleando, después de que la cámara ratificara la reforma laboralcon un margen de un único voto a favor, emitido por error por Alberto Casero, diputado del PP.

En las horas posteriores a ese pleno de infarto, su partido ha pasado de hablar de un supuesto fallo informático a afirmar que el origen del error no importa. Así, si en un primer momento Cuca Gamarra sostuvo en rueda de prensa que Casero votó 'no' y que el certificado emitido por la cámara contemplaba "un voto diferente", este viernes Javier Maroto afirmaba que "es irrelevante" si fue un error humano o informático.

Un cambio de discurso que llegaba al quedar demostrado que la hipótesis del error técnico no era creíble: en primer lugar, porque cada vez que un diputado vota telemáticamenteel sistema le pide una doble confirmación, pero es que, además, los documentos oficiales del Congreso reflejan que Casero votó no una, sino tres veces en sentido contrario al de su partido.

Entretanto, desde el PP insisten en lanzar sospechas sobre el proceso de votación: Pablo Casado ha hablado este viernes de "auténtico pucherazo a la soberanía nacional". "Vamos a ir hasta el final para que esto se revierta", avisaba el líder de la oposición, que ha acusado al Gobierno de querer sacar adelante la reforma "aplastando la voluntad del Parlamento" y ha sugerido que la presidenta de la cámara, Meritxell Batet, podría estar prevaricando.

Un discurso prácticamente indistinguible del empleado por Vox y que los 'populares' han repetido a través de las redes sociales, donde el PP y sus dirigentes hablan de "cacicada", "tongo" o "fraude democrático".

La secuencia de acontecimientos en el Congreso

El jueves, antes de que diera comienzo la votación, Gamarra pidió a Batet que Casero votara de manera presencial porque se había producido un error informático. Los letrados hablaron con los informáticos del Congreso, que confirmaron que el voto se había emitido correctamente, por lo que no se permitió al diputado votar de nuevo y Batet procedió a la votación con normalidad.

Casero, que votó de forma telemática por enfermedad -pidió la exención el martes por gastroenteritis-, se dio cuenta de su error y acudió al Congreso, donde la votación ya había comenzado. El jueves, Gamarra acusó a Batet de haberle impedido la entrada al hemiciclo, pero lo cierto es que el propio Reglamento del Congreso dictamina que las votaciones no pueden interrumpirse por ninguna causa y que ningún diputado puede entrar en el salón ni abandonarlo durante las mismas. De hecho, tras concluir la votación, se pudo ver a Casero sentado en su escaño.

El Partido Popular, sin embargo, no da la batalla por perdida: Gamarra y el propio Casero han enviado sendos escritos a la presidenta del Congreso y la formación ya ha avisado de que acudirá al Tribunal Constitucional.

Entretanto, los socialistas acusan al PP de orquestar un "tamayazo" por el voto en contra de los dos diputados de UPN, que se saltaron la disciplina de partido votando en contra y convirtiendo así el 'sí' del diputado del PP en decisivo para convalidar la reforma laboral.