Lufthansa supo en 2009 que Andreas Lubitz había sufrido un episodio de depresión grave. El propio copiloto lo comunicó por correo electrónico a la escuela de vuelo de la compañia aerea y así lo ha reconocido la aerolinea en un comunicado publicado en su página web, 24 horas después de que dijera que desconocía los problemas de Lubitz.
Lufthansa ha enviado tanto este correo como otros documentos sobre el historial médico y formación del copiloto a la fiscalía de Düsseldorf tras realizar, dicen, una investigacion interna.
El presidente francés ha dicho que la identificación de los pasajeros del vuelo de Germanwings estará lista a finales de esta semana. "El fin de la semana como muy tarde, será posible identificar a todas las víctimas gracias a las muestras de ADN", declaró Hollande.
El acceso de los investigadores hasta el lugar del accidente ha sido ya a través de la ruta terrestre. A bordo de tres camiones militares, a través del camino abierto por las excavadoras, han llegado muy cerca de la zona cero para poder trabajar sobre el terreno.
Cuando se cumple una semana de la tragedia, el presidente de Germanwings ha querido destacar y agradacer su labor a los equipos de rescate y la asistencia a las familias de la víctimas. Thomas Winkelmann, presidente ejecutivo de Germanwings, declaró: "Lamentamos profundamente esta pérdida y deseamos expresar nuestro más sincero pésame a los familiares de las víctimas. Vamos a seguir haciendo todo lo posible para ayudarles".
De momento las familias no podrán acceder a la zona cero, ni a través del corredor terrestre, ni sobrevolando el lugar en helicóptero. Las autoridades francesas han desmentido que los padres de Andreas Lubitz hayan viajado al lugar de la catástrofe. "No hemos tenido ninguna indicación, efectivamente ha habido rumores pero no han venido", comenta Patricia Willaert.
Alemania tras el accidente empieza a plantearse flexibilizar el secreto médico para las profesiones consideradas de riesgo, mientras que algunos políticos incluso quieren exigir que los pilotos sean tratados por médicos designados por las empresas. Una manera de evitar casos como el de Lubitz, que aún estando de baja fue a trabajar.
En España, los aspirantes a pilotos deben superar un exhaustivo examen físico y un test psicológico que sólo en caso de duda se repite anualmente para determinar sus aptitudes.