Una vez pasado el trago de la declaración, la defensa de la infanta recurre a la ya tradicional presunción de inocencia y a la confianza en su marido, Iñaki Urdangarin. "Confío plenamente en mi marido, estoy segura de su inocencia", declaraba la infanta.

La infanta se vendió como una mera espectadora de lo que pasaba en la empresa de la que era socia, aunque algunos como Juan Pedro Yllanes, diputado de Podemos en el Congreso, no se creen "la imagen de mujer florero".

Doña Cristina hablaba de sus rutinas diaria, en las que parece asumir gran  parte de la carga doméstica, aunque para Cándido Méndez "no es el rol que se espera de una mujer de su edad", mientras que para Toxo "no se corresponde con las mujeres del s. XXI".

La misma empresa que traía importantes sumas de dinero al hogar, no parecía robar ni un minuto de las conversaciones del matrimonio según se extrae de sus declaraciones porque "no eran temas que interesase hablar".