En total, el exgerente, quien tuvo en sus manos los papeles de Bárcenas que acreditarían la supuesta contabilidad B del PP, recibió tras ser despedido, más de 440.000 euros. Según el convenio que publica 'El Mundo', se trataba de una "extinción del contrato de trabajo", "improcedente", en julio de 2010.
El PP se comprometía a pagarle una "indemnización legal" y otra "complementaria". Pero alguien debía estar interesado en que las cantidades no se supieran porque aparecen tachadas. Aunque eso sí, la firma que aparece en el lateral sería del mismo Cristóbal Páez.
En su carta de despedida, Páez pide “disculpas por los errores que haya podido cometer”, pero deja muy claro que en su gestión siempre ha habido un "escrupuloso cumplimiento de la legalidad".
En todo este asunto vuelve a aparecer la reunión en Génova de marzo de 2010. Dio para mucho, porque además de las condiciones de Bárcenas, se habría pactado la salida inmediata de Páez, precisamente ante la presión del extesorero.
Ambos estarían enfrentados por María Dolores de Cospedal. Su relación era buena hasta que el extesorero se enteró de que Páez había contratado a la empresa Blanco White para mejorar la imagen de Cospedal en Ciudad Real.
Además de sueldo, coche y secretaria, Bárcenas le reclamó a la dirección del partido la cabeza de Páez para cerrar su etapa como 'guardián' de las cuentas populares. Cospedal no reconoció este pacto ante el juez, pero sí el finiquito del gerente.
Bárcenas confiaba tanto en Páez, que dejó que custodiara en 2009, durante más de un mes, los presuntos apuntes contables de la caja B del partido. Justo cuando Garzón intensificaba la instrucción de Gürtel y amenazaba con registrar la sede del PP.
"Lo que se estaba haciendo es intentar ocultar el escándalo, y se paga a la gente, como se ha demostrado en el caso de Bárcenas y en el de Páez, para que guarden silencio y no tiren de la manta", afirma el periodista Eduardo Inda.
De momento, Cristóbal Páez, sentado ante el juez Ruz, optó por no hablar de unos apuntes contables que según dijo, "le quemaban en las manos".