Los 20.000 euros del flamante retrato de Wert empequeñecen al compararlos con los 82.600 que se gastó el Congreso en el retrato de José Bono o el de José María Aznar, al que pintó Hernán Cortés Moreno al abandonar la Presidencia. El mismo pintor retrató a Magdalena Álvarez por 76.650 euros, aunque la imagen no ha trascendido, a Felipe González por 69.600 euros o a Elena Salgado por 45.000.
Estos y el resto innumerables retratos oficiales le han costado al Gobierno cerca de un 1,5 millones de euros entre 1971 y 2014, una cifra que conocimos tras pregunta parlamentaria de Gaspar Llamazares. Sin embargo, la cifra real es mayor porque varios ministerios no publicaron el coste de sus retratos oficiales.
Gaspar Llamazares, portavoz de Izquierda Unida en la Junta General del Principado de Asturias, opina que "la cuestión es si tiene sentido esta tradición respecto a los ministros, porque uno no deja su imagen en un cuadro, sino que deja su obra. No tiene sentido inmortalizarse para la posteridad. Hay que asumir austeridad en esas medidas que no sean últiles".
La tradición en el Congreso empezó en 1871. Jesús Posada aún está esperando el suyo y justifica el gasto por el valor artístico e histórico de las obras, asegurando que "es todo un curso de nuestra historia".
Cada expresidente elige a su pintor, sin límite de presupuesto. Tal es la libertad que frente al retrato de los 82.000 euros de Bono, vemos una fotografía de su antecesor Manuel Marín, aunque su precio es de 24.780 euros.
Gratis salieron los de los exministros Pilar del Castillo y López Aguilar, que decidieron autorretratarse. El solicitado Hernán Cortés Moreno, cobró 417.000 euros públicos en 2007 por 34 retratos. El comentario durante la inauguración del entonces presidente del Senado, fue un buen retrato del escándalo: "Nos están crucificando".