La primera aparición de Rita Barberá tras conocer que estaba apartada del PP fue con cara de pocos amigos, y pidiendo a los periodistas "respetar" su libertad. Pero sobre el PP no tenía nada más que decir, y se negó a responder a si estaba molesta con el partido o si había recibido presiones.
Mientras Rita Barberá se va a carcajada limpia bien aferrada a su escaño, en el partido se abre una brecha. Cospedal no le pone un pero a la senadora, y afirma que no tiene porqué dejar su escaño de senadora.
Sin embargo, otros como Maroto la acusan con vehemencia de no ser un buen ejemplo, ya que "en la última etapa de su carrera no ha demostrado ni dignidad ni ejempleradidad". Precisamente esa opinión es compartida por otros altos cargos, como el vicesecretario general Comunicación PP Pablo Casado, quien afirma que "nadie está por encima del partido".
Sobre el papel de Rajoy, Maillo defiende al presidente en funciones y la actitud, según dice, "activa", y justifica que "no hubiera ninguna necesidad de hacer una llamada". Sin embargo, para la oposición, el presidente en funciones se ha puesto de perfil, y algunos como Albert Rivera le instan a "pedir expresamente que deje su escaño".
Un escaño con su aforamiento que a Rita le proporciona sobre todo tiempo. Ahora hay que ver cuánto está dispuesta Barberá a estirar la cuerda.