A falta de que Pedro Sánchez dé su versión de por qué el PSOE ha cedido cuatro senadores a Esquerra Republicana y a Democracia i Llibertat para que tengan grupo propio en la Cámara Alta, el secretario de organización tampoco responde. Se coloca detrás del plasma y no contesta a preguntas de los periodistas: "Estamos en un tiempo para los acuerdos".
Ninguna referencia a las críticas por la concesión, pero apela a los entendimientos: "Que lo importante es entender que este tiempo tiene que pasar por el diálogo y por la pluralidad. Hay que entenderlo".
La nueva grieta ha indignado a varios pesos pesados del partido como Guillermo Fernández Vara: "Yo esto no lo entiendo. La dirección del partido ha tomado una decisión que tengo que asumir, pero yo esto no lo entiendo”.
Javier Lambán también recriminaba: "Nosotros consideramos absolutamente indeseable cualquier tipo de colaboración activa o pasiva con los grupos independentistas".
Un lío interno que el PP ha aprovechado para cargar contra Sánchez. Soraya Sáenz de Santamaría explicaba que "es un error que el señor Sánchez preste sus votos y senadores a los independentistas. La pregunta es qué está dispuesto a hacer el señor Pedro Sánchez para conseguir lo que no le han dado los votos".
Hoy Esquerra, uno de los beneficiados, ha hablado de la cesión de los socialistas y dice que es cuestión de cortesía. Pero en el PSOE hay división sobre si ha sido mera cortesía o un error.
El socialista Oscar López apuntaba que la decisión no fomenta el independentismo y sirve para frenar su discurso victimista: "Alguien me tendrá que explicar en qué avanza el independentismo en Cataluña si Esquerra tiene aquí grupo o no lo tiene. Alguien me lo tendrá que explicar".
Todo, al mismo tiempo que la dirección del PSOE mantiene que este tipo de "préstamo" político no es la primera vez que sucede.