Un enrejado de dimensiones suficientemente pequeñas como para que cualquier persona pueda sujetarse a ellas y saltar es la propuesta estrella del Gobierno para evitar situaciones como la que se producía este mismo viernes. Interior parece decidido a solucionar el problema de la inmigración convirtiendo Ceuta y Melilla en un búnker.

Sin embargo, para las ONG y la Guardia Civil que trabajan en la zona, no van a servir de nada. José Alonso, miembro de la Asociación de Derechos Humanos de Melilla, asegura que "no les va a disuadir que pongan lo que pongan". "Llevan muchísimo tiempo gastando en esto y no ha dado ningún resultado hasta ahora", añade.

Concretamente, el Gobierno se va a dejar algo más de dos millones de euros. Es el efecto rebote de la tragedia del Tarajal del pasado febrero, cuando 15 inmigrantes procedentes de Marruecos murieron ahogados o aplastados antes de tocar la orilla. Desde Ceuta y Melilla insisten en que este tipo de soluciones "sólo confinan a los propios habitantes de las dos ciudades a un régimen carcelario". "Hemos vivido casi 500 años sin la alambrada y no pasaba absolutamente nada, a vivir de una forma que es casi criminal", señala José.

Por eso, dicen que levantar nuevos muros "es sólo una excusa para no abordar el problema real". Desde los cuerpos de seguridad aseguran que en Ceuta se cuelan más personas agazapados en los bajos de los coches que por la valla.