Tapado con una capucha, sin mostrar las esposas y bajo una gran expectación en un barrio de Mataró, así ha acabado la última operación antiyihadista en España. El detenido, de 32 años y origen marroquí se ha esforzado para no mostrar su rostro.

Misma imagen, en el otro extremo del país, en Fuerteventura. Ella, también marroquí, tiene 19 años. Ambos están acusados de pertenecer al grupo terrorista Daesh y de crear una célula de captación. Con una nueva estrategia: incorporar nuevos militantes sin la necesidad de viajar a Siria o Iraq.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz ha asegurado que "habían prestado juramento de fidelidad y estaban en disposición, cuando procediera el momento, a cometer eventuales atentados habiendo realizado ya amenazas concretas en España y Francia". El paseíllo de la Policía incautándose de numeroso material se ha producido durante horas. Unas pruebas que ahora toca analizar.