Noviembre de 2015, a Dina Bousselham le roban el teléfono en un Ikea de la Comunidad de Madrid. Poco después la tarjeta de ese teléfono termina en manos de Pablo Iglesias y del excomisario Villarejo, que también consigue una copia.
Iglesias conserva esa tarjeta y espera al menos seis meses hasta devolvérsela a su ex asesora, pero el dispositivo termina dañado. ¿Quién lo hizo? Es una de las grandes incógnitas que tendrá que resolver el Supremo si decide investigar la causa: determinar si fue el vicepresidente Iglesias. El Alto Tribunal tomará la decisión de investigar o no al líder de Podemos en base a estos tres elementos clave:
¿Quién filtró los chats?
En su declaración ante el juez, Bousselham reconoció haber realizado pantallazos de las conversaciones con dirigentes de Podemos y que se correspondían con las que ella había visto publicados. No obstante, señaló que no las había enviado. La tarjeta de la exasesora de Podemos apareció en uno de los registros de la casa del comisario Villarejo y de ahí que piense que fue él quien las difundió.
¿Tarjeta dañada o borrada?
Es la otra incognita, Iglesias tardó meses en devolverle la tarjeta a Boussleham. Ella primero dijo que no pudo ver el contenido y que por esa razón envió la tarjeta a una empresa de recuperación de datos, que le dijo que estaba dañada.
"Esa tarjeta me la da Pablo, me la entrega Pablo, me dice que se la había entregado el presidente del Grupo Zeta, en una reunión confidencial con él y yo obtengo esa tarjeta, pero nunca jamás he tenido acceso al contenido de esa tarjeta", declaró en mayo de 2020 ante el juez.
Sin embargo, una semana después, rectificó mediante un escrito al juez. "Debo decir que cuando se me entregó funcionaba, y comprobé que en su interior estaban contenidos de mi teléfono (...) Cuando volví a tratar de acceder a ella dejó de funcionar, pudiendo haber quedado la misma afectada".
Tanto la Policía científica como la empresa de recuperación de datos certifican que la tarjeta llegó físicamente intacta, pero que no se pudo acceder a su contenido y que los daños que mostraba posteriormente se pudieron deber al lijado que realizaron en su intento de extracción de los datos.
¿Denuncia falsa?
El juez concluye que Iglesias sabía que la denuncia sobre una actuación parapolicial para perjudicar su imagen de cara a las elecciones no era real. Lo fundamenta con la declaración como testigo de José Manuel Calvente, exabogado de Podemos, que aseguró que en el partido ya se sabía que todo fue una patraña.
La sala de lo penal de la Audiencia Nacional pidió que se devolviera al vicepresidente la condición de perjudicado. Finalmente, el juez García-Castellón ha pedido al Supremo que se le investigue por revelación de secretos, daños informáticos y denuncia falsa o simulación de delito.