Los resultados de las elecciones generales se traducen en un Congreso dividido en el que la elección del próximo Presidente dependerá de la capacidad de negociación de los partidos y, ante la falta de mayorías absolutas, hipotéticamente el nacionalismo y el independentismo podrían jugar un papel bisagra y determinar el Gobierno, bien votando a favor bien con su abstención. En este contexto, los pactos se hacen esenciales. A pesar de que en España nunca ha habido un pacto de gobierno, en otros países de Europa no son tan raros.
Una gran coalición ha dado el Gobierno de Alemania a Angela Merkel. La canciller pactó con el partido socialdemócrata pese a las diferencias ideológicas. Lo hizo dos meses después de que se llevaran a cabo las elecciones en septiembre de 2013. En su primer mandato, entre 2005 y 2009 también tuvo lugar una coalición de estas características.
En Holanda, el Partdio Popular para la Libertad y la Democracia está al frente de una coalición de Gobierno en la que se encuentran también incluidos los laboristas y los democristianos.
Bélgica cuenta también con un gobierno de coalición liderado por los liberales y compuesto por un total de cuatro partidos dentro del espectro del centro y la derecha. El actual Ejecutivo se compuso a principios de octubre de 2014 después de cuatro meses de negociaciones.