Pedro Sánchez hace suyas las críticas de sus barones, la presidente andaluza asegura que "la realidad es que no hemos ganado las elecciones y hay que hacer autocrítica" y Sánchez respalda su posición y asume "toda la responsabilidad".
Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La mancha, dice que "hay que dejar que intente gobernar Rajoy", algo que el secretario general del PSOE comparte. Y no habrá pacto con Podemos mientras no renuncie al referéndum en Cataluña.
Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, recalca que "no estamos dispuestos a gobernar a cualquier precio", palabras idénticas que repite Sánchez. A partir de ahí, Sánchez ha enviado varios mensajes a sus barones.
El primero, que con esta dirección ha ido bien en otras elecciones. El segundo, que él dio todo su apoyo cuando algunos de ellos negociaron y pactaron con Podemos. El tercero, que intentará gobernar.
Y el cuarto, el mal resultado no es sólo culpa suya, es producto de una conjunción de circunstancias: la herencia recibida y una supuesta conspiración contra los socialistas liderada por los poderes económicos. Excusas que no casan con la exigencia de autocrítica de casi todos los líderes regionales.