¿Cómo pinta la cosa para Ciudadanos?
La cosa pinta mal. Según las encuestas, los números no les van a sonreír. Todos los sondeos publicados hasta el momento les auguran una bajada considerable de escaños, con cifras muy alejadas de los 57 diputados que consiguieron el 28 de abril.
Reconocen que sus propios trackings también le dan menos que en las últimas generales, pero mucho más, dicen, que los que estamos viendo estos días.
Ellos confían en que esos números no se cumplan, repiten cada vez que les preguntan que los pronósticos nunca aciertan con ellos y que siempre acaban ganando a las encuestas. Y aportan otro dato: en las elecciones de abril, más del 50% de sus electores decidieron su voto durante la campaña, y el 25% la última semana. Por eso, dicen, es tan difícil calcular bien su resultado final.
¿Alguna novedad respecto a la última campaña?
Sí, una muy grande y que ha generado mucha polémica: su cambio de opinión respecto a Pedro Sánchez. Os recuerdo que en abril se negaban rotundamente a pactar con él, le acusaban de "haber abandonado el constitucionalismo" y de "pactar con los separatistas".
Ahora ese veto ha desaparecido y Rivera ha bajado mucho el tono con Sánchez, al que llegó a señalar como el problema de España. Muchos atribuyen el cambio de estrategia a su desplome en las encuestas, pero ellos lo niegan. Dicen que no hay ningún cambio porque ya hicieron una oferta a Sánchez antes de la repetición electoral y que lo único que buscan es no bloquear.
Rivera ha llegado a ofrecer a Sánchez y Casado que los tres firmen un pacto antes de votar en el que se comprometan a desbloquear España pase lo que pase el 10N. Él ha prometido que si suma con el PP, gobernará con Casado y echará a Sánchez, pero que si los números no dan, no bloqueará y se abstendrá en una hipotética investidura de Sánchez a cambio de una serie de condiciones. Pero asegura que no gobernará con el líder socialista porque sus proyectos son antagónicos.
La desmovilización, un gran problema
Pero para Ciudadanos, sus cambios de estrategia (muchos le recriminan que podría haber evitado las elecciones si hubieran cedido antes), no son la causa de la bajada en las encuestas. En su opinión, su gran problema es la desmovilización. Creen que la repetición de elecciones produce hartazgo en su electorado, al que tienen bien radiografiado; gente práctica, poco ideologizada y que lo que quiere es que los políticos solucionen sus problemas, que sean útiles, no que les hagan votar otra vez.
A pesar de eso, confían en su capacidad de hacer buenas campañas. Dicen que siempre se les quedan cortas y creen que Rivera, en actos y debates, consigue mover a su electorado del asiento y convencerles de que vayan a votar.
¿Dónde van a poner el acento y qué tipos de actos vamos a ver?
Actos pequeños, más bien encuentros minimalistas, en los que pretenden acercarse a la gente, casi fusionarse con ellos como movimiento ciudadano sin barreras políticas.
En ese clima de cercanía pretenden explicar sus propuestas. Pondrán mucho énfasis, por supuesto, en Cataluña, la defensa de la Constitución y la unidad de España pero también en cómo ayudar a las familias (esta vez es el primer punto de su programa electoral), en la España vacía, la bajada de impuestos, las ayudas a los autónomos, la educación y en la lucha contra la corrupción.
Centrarán su mensaje en poner "España en Marcha", ese es el lema, y el grito de guerra: "Sí se puede". Con ese espíritu intentarán convencer a los que dudan de que se puede echar a Sánchez y hacer las reformas que prometen.
Hoy arrancan en Cádiz, un inicio lleno de simbolismo para ellos porque se sienten identificados, dicen, con su trayectoria liberal y constitucionalista. Prometen hacer una campaña diferente y original. ¡Aquí estaremos para contarla!