"Lo que hay que hacer para ganar unas elecciones", dice con su sonrisa indeleble Pablo Casado. Hoy le han llamado de casa para decirle que su hijo 'Pablito' ha aprendido a ir en bici sin ruedines y él se lo ha perdido.
El líder del PP cambia en este cuarto día de campaña la túnica de congregante por los atavíos de los trabajadores del metal.
Orgulloso farda ante los chavales tras reconocer el modelo de coche destartalado en el que están trabajando: "Es un Ford Cougar, no se fabrican desde hace 20 años".
En pos de esas elecciones se anima a pulir la chapa de una Vespa y hasta se anima con el soldador. Él cree que el centroderecha "ya se está soldando y que dentro de poco podrán pulirlo y darle una capa de pintura". Es de suponer que en su imaginación esa pintura es azul.
Casado piensa que la campaña va bien, "sólo hay que ver la calle" y que terminará aunando los votos de la derecha.
En Las Palmas ha cargado duramente contra Sánchez por lo ocurrido en Errenteria: "Es tolerante con los violentos y agresivo con los moderados". También ha dejado clara su intención de apoyar todavía más a Policía y Guardia Civil y ha reiterado su idea de un 'Plan Marshall' para África.