Se llama Ángeles Flores. Pero todo el mundo la conoce como Maricuela. Un nombre que hace referencia al personaje protagonista de una obra de teatro titulada ¡Arriba los pobres del mundo! y que interpretó con 17 años, cuando estalló la Guerra Civil. Un nombre que marcó su carácter rebelde y combativo.
Es la última superviviente de la milicia socialista. Toda una institución en la Federación Socialista Asturiana. Y toda una vida en las trincheras, luchando contra el franquismo y las injusticias sociales. Una vida tan extensa como intensa, cargada de lucha y sufrimiento, de la que da fe en su libro de memorias, presentado hace poco más de un año en la Feria del Libro de Madrid. Una admirable implicación política que no abandonó ni en sus años de cárcel ni durante su exilio en Francia.
Anoche quiso estar presente en el mitin de Sánchez en Gijón. Nunca falta a estas citas políticas. Y allí estaba ella. En primera fila. Con los suyos. Feliz, emocionada, coqueta, risueña. Sus 100 años no han borrado ni su memoria ni su causa. Y mucho menos su sonrisa.
Entre cámaras, flashes y militantes se hizo visible. Se abrazó al candidato y le pidió un regalo de cumpleaños: "Quiero que ganes estas elecciones, el 17 de noviembre cumplo 101 años". Sánchez se rió. Y la besó.
Dice Maricuela que le gusta de su candidato su resistencia y su valentía. Que llegó a ser líder del PSOE cuando tuvo a todo el partido en contra. Y que alcanzó la presidencia del Gobierno contra todo pronóstico. ¡Hay que ser valientes!, decía. Un mensaje que traslada con frecuencia a los jóvenes de su partido, que tienen el lujo de contar con ella como presidenta de honor.