Las dos empresas que utilizó Alberto González para canalizar sus ingresos por actuar como 'intermediario' en la compra de material sanitario durante la pandemia no poseen trabajadores ni apenas medios materiales. Así lo ha desvelado elDiario.es, que ha tenido acceso al informe de la Agencia Tributaria en el que se esgrime que la principal empresa de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Maxwell Cremona, no tiene empleados, aunque sí un Porsche Panamera y el Maserati con multas pendientes con el Ayuntamiento de Madrid.
Con esa empresa, Alberto González facturó 3,7 millones de euros. Según la Fiscalía, se atribuyó hasta 15 facturas de forma ilegal por valor de 1,7 millones de euros por servicios que nunca llegaron a prestarse y por los que Alberto González se había deducido impuestos.
La empresa se creó en 2016 para dedicarse a las consultorías energéticas, y sus ingresos no pararon de crecer exponencialmente. No obstante, pasó de 357.000 euros en 2019 a 2,3 millones en 2020, año de la pandemia, y otros 1,3 millones en 2021 por las comisiones de la compraventa de material sanitario. Para entonces la empresa ya había cambiado su orientación hacia los certificados ISO, aquellos necesarios para avalar que un producto cumple la normativa internacional.
No obstante, pese a la crecida de ingresos, la empresa de Alberto González pagó la mitad de impuestos en 2020 que en 2019, según ha publicado el citado diario, que destaca que por aquel entonces todos los bienes de la empresa eran un portátil, una impresora y la fianza deu na vivienda. Un año después, la empresa incorpora un Porsche Panamera valorado en 35.000 euros.
La otra empresa que se vincula a la pareja de Ayuso, Masterman & Whitaker, tampoco poseía ningún empleado ni medio material de trabajo, como ordenadores. La empresa, que se llamaban Círculo Belleza SL y se dedicaba a la venta de productos cosméticos, fue comprada por Maxwell Cremona en 2020 y tras cambiarle el nombre consiguió trabajar para Quirón Prevención pese a no tener un solo empleado.
Según elDiario.es, esta empresa, que es considerada por la Agencia Tributaria "una mera sociedad interpuesta" y Maxwell Cremona firmaron un contrato para cederse la asesoría para Quirón de manera que González Amador podía disponer de los fondos de ambas.
La Administración sostiene que González Amador habría usado la empresa "pantalla" para emitir facturas a Maxwell. Así, habría llegado a emitir una factura de 600.000 euros pese a que Masterman solo habría cobrado 327.000 euros de Quirón para generar unas bases imponibles negativas.