Mario Conde guardaba en sus domicilios y empresas hasta 160.000 euros en metálico, es una de las novedades que dejan por ahora las 16 horas de registros de la Operación Fénix.

Una investigación que la Guardia Civil inició gracias a una transferencia de 600.000 euros de Suiza a un banco español que Conde no supo explicar. "El conocimiento de la mecánica jurídica técnico-procesal para poder maquinar los blanqueos de capitales que llevan a cabo estos individuos es extraordinaria", señala el periodista Carlos Quílez.

Aunque en 1999, Conde reiteraba que no sacó ni una peseta de Banesto, pero las pesquisas dicen lo contrario. Hasta 2007, algún tiempo incluso en la cárcel, el exbanquero blanqueó enviando pequeñas remesas de dinero a España desde siete países, algunos de ellos paraísos fiscales.

Giros que no superaban los 3.000 euros con los que consiguió amasar dos millones de euros. "A partir de 2008 obtiene la libertad completa, después de estar en prisión y a partir de ahí es cuando monta un entramado gigantesco de sociedades", explica Manuel Marlasca, jefe de investigación de laSexta.

Es la segunda fase, y de esta forma, consiguió repatriar con más celeridad  lo que guardaba fuera de España. Las empresas falseaban sus servicios, y firmaban préstamos y ampliaciones de capital ficticios con los que se blanqueaba hasta 12 millones de euros.

Mario Conde y sus dos hijos, Alejandra y Mario, que colaboraron en el entramado, volverán a dormir en el cuartel antes de pasar a disposición de la Audiencia Nacional.