Militantes ante la sede del PSPV se manifiestan frente a la sede socialista en Valencia. "Fuera golpistas del Partido Socialista", claman, pidiendo la dimisión del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Son las consecuencias del cisma en el PSOE.
Puig responde pidiendo respeto: "El derecho a la libertad de expresión está garantizado en la Constitución y lo respetaré siempre". Su postura crítica choca con la del líder provincial José Luis Ábalos, defensor de Sánchez.
"Si quienes plantearon las dimisiones lo que querían era evitar el Congreso, lo que han conseguido es que el Congreso sea inevitable", considera Ábalos, secretario general del PSPV provincial.
La fractura se reproduce a una escala mucho menor en Andalucía. Allí predominan los que comparten la voz discordante de la presidenta de la Junta, Susana Díaz. "Se decidió que primero era España y después el partido", ha defendido el secretario general del PSOE en Málaga, Miguel Ángel Heredia.
No obstante, hay quien discute ese argumentario. Francisco Toscano, alcalde de Dos Hermanas, en Sevilla, tacha la maniobra de golpe encubierto de Díaz. "Quiere controlar a la gestora", ha asegurado Toscano. También hay grietas en el PSOE de Aragón. Allí, la diputada por Zaragoza Susana Sumelzo ha denunciado, a través de Facebook, que Javier Lambán la ha vetado por mostrarse fiel a Sánchez.
Desde Ferraz piden a la militancia "serenidad" y que no se concentren ante los locales del partido, pero algunos grupos socialistas, como los de Terrassa, hacen caso omiso. Su intención es viajar en autobús a Madrid para concentrarse ante la sede nacional. Así las cosas, no sólo los dirigentes, sino también los militantes, están divididos.