No es habitual, cada día menos, que las gotas de aceite de girasol que se utilizan a diario en nuestro país provengan de una pipa que haya crecido en algún campo ibérico. El líquido, presente en nuestro día a día de manera indirecta en multitud de productos, tiene tal peso en la industria alimentaria que la falta de importaciones de Rusia y Ucrania ha derivado en una crisis sin precedentes.
Lo cierto es que sí, España sí cultiva girasol. Lo hace a lo largo y ancho del país, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Agricultura. Pero el rendimiento por hectárea no es competitivo con el de otros países, como Rumanía, Bulgaria o Hungría.
Pero, entonces, ahora, en mitad de la guerra, con los suministros que exportaban tanto Rusia como Ucrania en escasez y una demanda no sólo mantenida, sino que va en aumento, ¿van a verse beneficiados los agricultores españoles? ¿Es esta la oportunidad de oro para nuestro campo?
Poco rendimiento del girasol español
"España es deficitaria en girasol", saluda al otro lado de la línea, Pedro Gallardo, el presidente del grupo de Oleaginosas -denominación que incluye al girasol, la colza y la soja- del Comité de Organizaciones Agrícolas-Comité General de la Cooperación Agrícola de la Unión Europea (conocido por sus siglas COPA-COGECA). "Ahora mismo estamos en la mitad de lo que llegamos a producir en su momento".
Lo consumimos, lo usamos, en mayor cantidad de lo que somos capaces de producir. "España es un país que importa grano y aceite de girasol, que lo convierte en pienso para el ganado", explica Gallardo. "Transformamos grano en carne, que sale al exterior en muchos casos. El aceite para la formulación de pienso es de girasol. Por eso necesitamos girasol de fuera. El principal es el de Ucrania".
¿Por qué no tiene mayor rendimiento el campo español? Por la sequía que España sí padece, algo especialmente relevante para este tipo de cultivo dado que se trata de "un factor limitante al girasol".
La guerra para el cultivo
Tras la invasión de Rusia a Ucrania y el desarrollo de la guerra que, por el momento, no tiene visos de finalizar a pesar de las rondas de negociaciones, el vacío en girasol a nivel mundial es notorio. Ni aunque el conflicto "terminase mañana", indica Gallardo.
"Ucrania seguramente este año no siembre girasol, aunque el conflicto termine mañana. Porque no hay combustible; la semilla no ha llegado. Y va a ser complicado que Ucrania siembre girasol, que se siembra entre mayo y junio", ahonda el agricultor y representante de una de las mayores organizaciones agrarias a nivel europeo.
En España, la temporada de siembra es más amplia, porque el clima lo permite. Eso sí, con diferencia del territorio. Lo habitual es sembrar entre febrero y mayo. "Pero hay girasoles en Burgos que se siembran en junio", ríe Gallardo. "En la zona de Sevilla-Córdoba-Cádiz se suele sembrar en marzo y abril. Este año no vamos tarde para sembrarlo", alienta.
Pero, ¿qué ha pasado? ¿Por qué no se ha hecho aún? La sequía, que hemos sufrido intensamente hasta las lluvias de hace unos días.
"El agricultor no se ha atrevido", ejemplifica Pedro Gallardo. "Yo, en otros años, me he atrevido a sembrar en enero. En este lo he hecho a finales de febrero".
Aprovechar la oportunidad si la UE nos deja
Parecía que la temporada estaba perdida para los agricultores españoles. Por la sequía, principalmente, un factor diferencial. Pero también por la normativa europea que rige la producción del girasol.
No todos los años se planta girasol, sino que, como otros cereales, se rota y el terreno que un año es para esta planta, el siguiente es para garbanzo u otro similar, como el trigo. Es así para toda la Unión Europea.
Legalmente, se debe dejar libre entre un 5-7% del terreno. Realmente, suele dejarse entre 5-10% "por no ir justos", apunta Gallardo. Asociaciones como ASAJA ya han elevado una petición a Agricultura para solicitar una excepcionalidad en el Consejo de Ministros de Agricultura comunitario del 21 de marzo.
Tanto es así que fuentes del Ministerio de Agricultura precisan a laSexta.com que "todo lo referente a determinación de superficies de cultivo o rotación son normativas de la UE, que están en la Política Agraria Común (PAC)". "Precisamente lo que España y otros países están pidiendo de cara al Consejo de Ministros de Agricultura del próximo lunes es que se flexibilicen esas normas para poder aumentar las superficies de producción dentro de la UE".
Gabriel Trenzado es el director de Asuntos para la Unión Europea e Internacional de Cooperativas Agroalimentarias de España. Es taxativo cuando charla con laSexta.com. "La UE es deficitaria de oleaginosas, y España se ha convertido en un gran dependiente del girasol que procede de Ucrania. Es una fuente de abastecimiento para la industria agroalimentaria y la elaboración de piensos".
Aun así, las cosas pueden cambiar. El margen es ajustado, pero se está a tiempo.
Precios disparados
"Vamos con retraso", reconoce Pedro Gallardo, pero lanza un mensaje de aliento. "Vamos a tener un porcentaje menor de siembra, porque ya tendríamos que tener un 50% del terreno cultivado y llevamos entre un 20 o 30%. Pero, con lo que ha llovido en la última semana y con los precios, está haciendo que al agricultor le apetezca sembrar mucho girasol".
La situación es jugosa. En la actualidad se están ofreciendo contratos a más de 850€/tonelada. Por comparar, el año pasado la cifra general estaba en 550€/tonelada, y hace dos, 360€/tonelada.
El sector está en ebullición, y otros cultivos se están viendo también beneficiados. Cuenta Gallardo que "hay contratos de las cooperativas alemanas de colza, que se recolecta dentro de meses, en agosto, a 840€ la tonelada. Porque ya se sabe que los precios pueden ir por ahí. Esto siempre va con pinzas, porque al final no se sabe. Porque hay mucha volatilidad. Pero así está el mercado".
Trenzado se manifiesta en la misma línea. "Ahora puede convertirse por los precios en una oportunidad. Esto no ocurre de la noche a la mañana. Y en España, con la sequía, es complicado. En regadío siempre se utiliza con otros cereales, pero va a haber escasez por la falta de suministro. En maíz también somos dependientes", subraya.
No es extraña la imagen tradicional de campos de girasol pudriéndose en nuestro país, pero es cosa del pasado. "En España no es que se prohíba el girasol, pero económicamente no es interesante. Hay otros países que tienen más rendimiento", afirma el dirigente de las Cooperativas Agroalimentarias de España.
"La PAC no desincentiva ni controla el girasol, ni ningún cultivo. Un agricultor recibe una ayuda PAC porque mantiene sus tierras en buenas condiciones agrícolas y medioambientales. La filosofía es orientar las producciones al mercado", insiste Gabriel Trenzado.
Sembrar girasol y no recoger, cosa del pasado
Antes de 2004 existía un pago al girasol extraordinario, porque es un cultivo que se utilizar para rotar con cereales. Se pagaba al cultivar y no se recogía. Pero con la implantación de la Agenda 2000 comunitaria eso cambió. Ya no existe.
Y ahora el girasol es más rentable que nunca. Sin los dos mayores productores de aceite de girasol a nivel global, el tablero es otro. Por comparar: Ucrania es el mayor productor de aceite de girasol del mundo con 4.400.324 toneladas de producción por año.
España, "según la campaña y año", precisa el director general de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), Primitivo Fernández, "tenemos 800.000 hectáreas de este cultivo que producen más o menos la misma cantidad de pipa de girasol, en toneladas. El rendimiento de la pipa en aceite es del 40-42%. Esto nos da una cifra en torno a 300.000 toneladas de aceite de girasol, algo arriba o abajo".
"Un año para sembrar hasta las macetas"
"Este es un año para sembrar hasta las macetas", sentencia Pedro Gallardo entre risas. "Es un año que hay rentabilidad, que puede haber rentabilidad en el cultivo a estos precios. Cierto es que el combustible vale un 270% más que el año pasado, los fertilizantes también, pero aún así, compensa".
Los principales territorios de producción de girasol en nuestro país son Sevilla, Cuenca y Burgos. Las tres provincias, en ese orden, son las mayores productoras de girasol de las 773.787 toneladas que se cultivaron en 2019, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Agricultura. Le siguen Cádiz y Córdoba.
Así, la campaña no está perdida, sino "todo lo contrario", arenga Gallardo. "En Andalucía podemos sembrar hasta final de abril. En Cuenca y Burgos queda mucho".
"En Andalucía, con lo llovido estos días, con una primavera suave, y nos caen entre 50-100L, el girasol se puede criar muy bien. Hasta 2 toneladas por hectárea. Si la primavera acompaña y nos cae eso, el girasol se puede criar muy bien".
El primer girasol se recoge a finales de junio o las dos primeras semanas de julio, siempre y cuando las condiciones sean normales. De momento, todo está con el viento de cara. Está por ver si se consigue aprovechar la oportunidad... o qué pasa con nuestros campos de girasoles.