Una muestra del horror de las cárceles marroquíes es el caso de Antonio López. Acusado de ser el jefe de una banda de narcotráfico, ha pasado 7 meses en prisión por culpa de un error judicial. Enfermo del corazón, Antonio ha pasado más de medio año compartiendo celda en Tetuán con enfermos de sida o tuberculosis. La policía marroquí tuvo que reconocer su equivocación, que Antonio no era jefe de ninguna banda de narcotráfico y le puso en libertad. Sin embargo, recuperarse de las secuelas no está siendo fácil. Enfermo del corazón, compartía cama con enfermos de sida y de tubercolisis.

Antonio llegó a temer por su vida por eso desesperado llamó a la asociación de presos en Marruecos. Trabajaba para una empresa de transportes, cuando detuvieron a su compañero de nacionalidad marroquí por transportar hachís, meses más tarde le detenían a él.

El conductor marroquí le acusó de ser su jefe y el responsable de la mafia. Pero acabó confesando que la denuncia era falsa y que lo había hecho dinero. 
Antonio ha quedado en libertad, pero ahora nadie le quita los 7 meses de horror que vivió en la cárcel Tánger. "Me ha dicho el juez que estoy libre sin cargos", se lamenta Antonio, "pero ¿qué pasa con mis siete meses allí?".

Ésta es la misma situación que sufren muchos presos españoles que viven en las cárceles marroquies, por eso decenas de ellos han comenzado una huelga de hambre, que ya dura tres días. Quieren saber cómo se elaboran las listas de indultos y de traslados, ya que no se explican porque los enfermos y los mayores  se quedan mientras que los pederastas quedan en libertad.