Esperanza Aguirre arrancó su carrera hacia la Alcaldía de Madrid con polémica, diciendo que no era un monigote ante la posibilidad de que una gestora se encargar de la formación regional. Por ahora, sigue con incontables frentes abiertos dentro de su propio partido. A pesar de que la manifestación contra la reforma de la ley del aborto afecte a Mariano Rajoy directamente, ella estará.

Aguirre no teme abrir duelos en su propia casa y se atreve a dar nombres. Sobre Montoro, admite abiertamente discrepancias con él y se atreve a darle lecciones: "Es falso que por bajar los impuestos se recaude menos".

Sobre candidaturas, Aguirre sostiene que, pese a que han decidido que fuera Cristina Cifuentes, su opción era Ignacio González. También arremetió contra Alberto Ruiz-Gallardón, señalando con intención su despilfarro en el palacio de Correos, cuestionando el estado de las calles del Madrid de Botella.

Tantas batallas en tan poco tiempo no parece una casualidad, sino, más bien, algo controlado. En este sentido, resultan clave tres aspectos. La primera, vincular a Ciudadanos y a Vox al PP. La segunda, liderar la lucha contra Podemos como enemigo común. La tercera, no prestar mucha atención al PSOE.

Antonio Miguel Carmona, candidato del PSOE al Ayuntamiento de Madrid, ha dicho que "se están pelando porque hay candidatos a la presidencia del PP, pero no hay ningún candidato al Ayuntamiento de Madrid".