La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, aparcó su coche en el carril bus de la Gran Vía de Madrid porque necesitaba sacar dinero de un cajero. Un agente de Movilidad se percató de la infracción e inició el trámite de la denuncia.
Cuando Aguirre apareció se introdujo en su vehículo y se inició una breve conversación con los agentes. Después de 20 minutos según ella, y de 10 según la policía, Aguirre acelera y empieza la huída. "Arrolló un vehículo y se marchó sin hacer caso a los agentes", asegura José María Fernández, secretario general de UGT sección Seguridad.
Esperanza Aguirre reconoce que se marchó porque no quería la copia de la denuncia, pero niega que se diera a la fuga.
La presidenta del PP de Madrid desoyó todas las señales para que se detuviera y prefirió seguir su rumbo. "Son calles muy estrechas, yo ya les había dicho que si querían algo estaba en mi casa", ha explicado Aguirre en laSexta.
Ante las contradicciones, la alcaldesa de Madrid, responsable de la policía municipal, tiene claro a quien defender. "Las declaraciones de los agentes de la autoridad tienen presunción de veracidad".
Los hechos protagonizados por Aguirre podrían suponer un delito de desobediencia, castigado con entre seis meses y un año de prisión.