En el PP evitan hacer autocrítica, se limitan a decir que han sido la fuerza más votada y que el problema lo tiene la izquierda. Esta es su versión en público. En privado sí admiten errores. Ignacio González lo ha hecho. Quizá, después de que Rubalcaba asumiera en el PSOE responsabilidades.

La postura oficial es sostener que han ganado pese a las reformas duras y que no ha habido un correctivo y que ahora son necesarios acuerdos entre los dos grandes partidos. Tras las votaciones también dijeron que estaban satisfechos y que hacían una valoración positiva. Sin embargo, los hechos iban por libre. No hubo preguntas de los periodistas ni balcón, algo que nunca había ocurrido. 

La sede de los ganadores no parecía celebrar una fiesta, no hubo balcón, ni celebración. En el PP tratan de dar una imagen de vencedores, aunque sea por la mínima y perdiendo ocho escaños. En este sentido, Arias Cañete destaca que "una víctoria es una víctoria. 

Asimismo, María Dolores de Cospedal destacó que, junto Alemania, España es el único país en el que el partido que apoya al Gobierno vence en las elecciones. En Italia también ha ocurrido esto, sin embargo, los populares no lo mencionan.

El PP también se agarra a la abstención, dicen que muchos de sus votantes se han quedado en casa, pero no han optado por otras alternativas. Durante una entrevista, Carlos Floriano ha destacado el riesgo de "un resurgimiento de la extrema izquierda, que se está comiendo al PSOE por los pies".

La reunión en el PP servirá para tratar unos resultados preocupantes, datos que en otras circunstancias implicarían cambios. Sin embargo, al con Rajoy parece que todo seguirá igual.