El considerado número dos de la Gürtel y exsecretario de Organización del PP gallego, Pablo Crespo, ha insistido en que él era un mero "transmisor de órdenes" del cabecilla de la trama, Francisco Correa, ya que no tenía experiencia empresarial antes de trabajar para él.
Durante su declaración como acusado en el macrojuicio de Gürtel, Crespo se ha desvinculado repetidamente de las decisiones que se tomaban en las empresas del grupo y las ha achacado a Correa. "Correa viajaba continuamente y lo que necesitaba era una persona de confianza que manejara sus asuntos, era el papel que hacía yo, de transmisor de ordenes", ha dicho.
Ha afirmado que cuando empezó a trabajar para Correa venía del PP gallego y no tenía ninguna experiencia en el mundo empresarial: "Mi experiencia como empresario era nula, sí tenía como gestor en el PP, pero como empresario era cero, por lo tanto mi frecuencia de petición de instrucciones de Correa era continua" Con Correa, ha dicho, tenía una relación de conversación diaria.
"Además de ser mi jefe, antes de ser mi jefe, es mi amigo, y mi relación era diaria, estuviera aquí en Madrid o en Tombuctú, raro era que pasáramos un día sin hablar". Durante el interrogatorio, la fiscal le ha enseñado un cuaderno escrito de su letra que se intervino en uno de los registros a la trama con anotaciones sobre sociedades vinculadas a Correa en paraísos fiscales.
Crespo ha asegurado que esas anotaciones eran órdenes de Correa que él escribía, ya que este último "no tocaba jamás un teclado de ordenador ni sabe manejarlo". "Correa tiene una memoria privilegiada, yo tengo lo contrario, una memoria malísima", ha indicado para justificar las anotaciones manuscritas. Crespo, para quien la Fiscalía pide 85 años y 6 meses de cárcel, ha comenzado hoy a declarar afirmando que no reconoce los hechos que le imputa el ministerio público.