La Brigada de Infantería Mecanizada "Guzmán el Bueno" X (BRIMZ X) ha despedido hoy en la base de Cerro Muriano, Córdoba con un emotivo funeral al cabo Francisco Javier Soria Toledo, fallecido este miércoles en el Líbano en acto de servicio en la misión internacional de Naciones Unidas FINUL.
Ha sido un funeral solemne, en el que han estado presentes numerosos familiares del fallecido y en el que, entre las autoridades, estaba el ministro de Defensa, Pedro Morenés, y el jefe del Cuarto Militar, el contraalmirante Juan Ruiz Casas, que ha acudido al acto en representación de Felipe VI, que se encuentra en Etiopía en un viaje oficial.
También han asistido el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Fernando García Sánchez, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general de Ejército Jaime Domínguez Buj, entre otras autoridades militares.
La ceremonia se ha iniciado con el traslado del féretro a hombros de sus compañeros hasta el túmulo situado en el hangar de la base, mientras la banda de música interpretaba la primera de las dos marchas fúnebres que han sonado.
El ministro de Defensa ha impuesto sobre el féretro del cabo Soria Toledo la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo, la máxima distinción, al haber fallecido en acto de servicio y reunir las condiciones por su trayectoria en las Fuerzas Armadas y su servicio en el Líbano, donde se ha desplegado en dos ocasiones.
Acto seguido, se ha interpretado el himno nacional y, a su finalización, la Unidad de Honores ha disparado con una salva de fusilería. En ese momento, el coronel jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada 10, Rafael Colomer, ha pronunciado un discurso en el que ha mostrado el apoyo de los compañeros del fallecido a la familia, y ha destacado de él su "competencia, su trabajo y su amor por la profesión".
El acto ha seguido con el homenaje a los que dieron su vida por España, en el que se ha entonado "La muerte no es el final", y el toque de Oración, para acabar con el himno del RIMZ 10. Finalmente, ha tenido lugar el plegado de la bandera nacional, puesta a modo de sudario sobre el féretro, y la entrega de ésta, junto con la condecoración y la prenda de cabeza, a la viuda del cabo Soria Toledo, antes de que, por segunda vez, sonara la marcha fúnebre mientras sus compañeros portaban el ataúd en el coche funerario.