Algunas de las familias españolas han hecho noche en los Alpes. Han dormido en un hotel rural tras pasar por una ceremonia en la que a todos se les encogió el corazón.
"Cuando los autobuses llegaron la emoción fue muy fuerte, sólo había silencio, ni una palabra, ni un ruído, sólo llantos", dice la dueña dle hotel en el que tuvo lugar la ceremonia.
Cerca del hotel una explanada donde contemplar el paisaje y las labores de rescate. Se ha instalado, de forma desinteresada, una placa en memoria de las víctimas escrita en cuatro idiomas, el tercero de ellos, el castellano.
Entre las flores, fotos de jóvenes, cartas, hasta un cordón de Germanwings en recuerdo a la tripulación. Restos de un dolor que se ha querido mantener ajeno incluso a la gente del pueblo, la mayoria tuvo que verlo de lejos.
"La zona estaba muy bien protegida por la policía, nadie podía acceder salvo las personas autorizadas, tampoco la prensa", afirma un vecino.
Tampoco pudieron prestar sus casas, la organización prefirió que las familias permanecieran juntas por los problemas psicológicos y la dificulad del idioma. Así podrían arroparse unas a otras tras un viajes estenuante.