Felipe VI ha apostado por estrechar aún más los lazos que unen a España y México para seguir construyendo un futuro en común, pero quiso al mismo tiempo echar la mirada al pasado para reivindicar lo que representaron los exiliados republicanos que buscaron cobijo en el país americano.

En un gesto de reconocimiento a quienes sufrieron el dolor de abandonar España por culpa del franquismo, el rey aprovechó la primera jornada de su viaje de Estado a México para rendir homenaje a los refugiados en el país que, junto a Francia, abrió más los brazos para acogerlos en su huida.

Primero en su visita al Ayuntamiento, la que fue sede del gobierno republicano en el exilio, y posteriormente en la cena de gala ofrecida por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en el Palacio Nacional, don Felipe evocó a los exiliados y, en especial, a los intelectuales como Luis Buñuel, Luis Cernuda, Max Aub o León Felipe que integraron ese colectivo.

En su tercer discurso de la jornada, Felipe VI incidió en la "fortaleza" de las relaciones entre España y México y en la oportunidad de hacerlas más sólidas, en especial, en el ámbito económico, como "socios y amigos, compañeros y aliados".

España, prosiguió el rey, "quiere acompañar" a México en su proceso de transformación que experimenta gracias a su "madurez política" y a las reformas puestas en marcha en los últimos años. Como prueba de la actual sintonía, el rey sentenció que "en España, se respeta a México, se conoce a México, se piensa en México y se siente México con la fuerza de la verdadera amistad".