Tras haber escuchado la histórica intervención del papa Francisco en Naciones Unidas, el rey de España recordó que el pontífice aboga por pensar "en un proyecto común", algo que le llevó a sentenciar: "Pensar en un solo mundo nos obliga a actuar como un solo mundo". Incluso fue más allá, porque a su entender "la globalización de las finanzas, de la tecnología o de la información debe ir acompañada por la globalización de la solidaridad, del conocimiento, de la equidad, de la libertad y de la dignidad humana".
Felipe VI aprovechó su presencia en Nueva York, acompañado del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, para mantener varios contactos bilaterales. Así, se reunió con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, reciente aún el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC pactado en La Habana, con el primer ministro de Líbano, Tamam Salam, y con el rey jordano, Abdalá II, para analizar la situación en Oriente Medio.
Con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien le reconoció la labor de España en el Consejo de Seguridad, abordó los grandes desafíos globales tratados en la cumbre. Dentro de la sala de la Asamblea General el Rey dejó claro el alcance de la cita de los mandatarios, al proclamar que se estaban comprometiendo a "transformar el mundo" para librarlo "de la pobreza extrema y del hambre que todavía hoy afligen a una buena parte de la humanidad".
Algo que Naciones Unidas persigue con una agenda "fruto de una negociación entre iguales" y que según hizo hincapié "recoge la voz" de millones de ciudadanos que "nos han dicho lo que esperan de nosotros". Así, en su segunda alocución ante la ONU tras la que hizo justo hace un año, el rey Felipe habló de la generación que cumplirá 15 años en 2030, fecha fijada para el cumplimiento de los nuevos objetivos.
"Estamos aquí para comprometernos solemnemente ante los miembros de esa generación a que cualquiera de ellos pueda desarrollar sus capacidades en plenitud, sin discriminación alguna", añadió. Uno de los propósitos de la agenda aprobada es "crear riqueza de manera sostenible, devolviéndole a la naturaleza lo que tomemos de ella, porque tan sólo sus huéspedes y administradores temporales", advirtió. Y aunque reconoció los "pasos decisivos" dados con la Agenda del Milenio, no olvidó citar los grandes peligros que acechan al desarrollo: guerras como la de Siria o catástrofes naturales como la de Nepal que "pueden hacer retroceder décadas las conquistas alcanzadas".
También aludió a la "fragilidad" que en los países más desarrollados ha puesto de manifiesto la crisis global porque, apostilló, "nadie es inmune a las debilidades de un modelo de crecimiento que ahora hemos de corregir y perfeccionar preservando sus fortalezas y eliminando sus excesos". En este contexto, y tras afirmar que "todos somos responsables" de la "culminación con éxito" de la nueva agenda, aseguró que España contribuirá a que "así sea". Y puso como ejemplo la aportación española a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, o su implicación en la cooperación al desarrollo, con especial preocupación por dedicar recursos a los países menos avanzados donde se concentra marginación y pobreza. "Es esencial conseguir un desarrollo con equidad, el disfrute, real y efectivo, de derechos, y la igualdad de oportunidades para todos", enfatizó.
La educación y la creación de empleo, sobre todo para jóvenes, son aspectos para él determinantes para avanzar hacia esta igualdad, así como el reconocimiento del papel protagonista que merecen las mujeres, tanto en el mundo laboral como al ejercer sus derechos sociales. Antes de terminar, el Rey español recordó el "paso de gigante" que dio el mundo hace 70 años con la creación de la ONU para lograr una comunidad de ciudadanos conscientes de su responsabilidad con sus semejantes y con el planeta. "Los españoles del siglo XXI creemos en ese sueño y queremos hacerlo realidad. Es nuestra convicción. Es nuestro compromiso", concluyó con las mismas palabras que había utilizado al comienzo de su alocución.