Tras la reapertura a medianoche de la frontera entre Reino Unido y Francia, y con el Eurotúnel ya abierto, los transportistas empiezan a cruzar a cuentagotas, pero miles siguen atrapados en cunetas y aparcamientos cercanos al puerto británico de Dover,mientras Londres desaconseja a los camiones dirigirse a los pasos hacia Francia.
Los cruces del canal de la Mancha se desbloqueaban en la noche del martes, después de que París los cerrase el pasado fin de semana para evitar la expansión de la nueva variante de coronavirus detectada en Reino Unido.
De esta manera se ha aflojado levemente el cordón sanitario, permitiendo que algunos vehículos desembarcaran ya este miércoles en el puerto de Calais (Francia), según ha informado la agencia AFP. Pese a ello, se han registrado momentos de tensión entre algunos de los conductores que continúan varados en suelo británico y las fuerzas de seguridad.
Francia exige un test negativo para cruzar
Y es que, aunque el Gobierno galo vuelve a permitir el paso de vehículos pesados con conductor, así como de ciudadanos comunitarios y franceses, exige para ello un test negativo de COVID-19.
Un requisito que enlentece el retorno a sus hogares de los camioneros españoles allí atrapados. Javier es uno de ellos. Ayer relataba a laSexta cómo no le dará tiempo de llegar a casa para Navidad y este miércoles se resignaba a no poder hacerse aún la prueba y esperar para acercarse al Eurotúnel y someterse al test en una de las naves habilitadas allí a tal efecto. "Se nos ha dicho que esperamos a esta noche", explica.
Por su parte, Sergio y Patro denuncian que nadie les ha informado de adónde pueden ir para hacerse el test. Llevan ya 48 horas parados en un arcén a seis kilómetros del puerto de Portmouth, sin posibilidad de acceder al puerto para comprar comida ni tan siquiera usar el baño, y ya se les está acabando incluso el agua.
"La única clínica que hay por aquí, a nueve kilómetros, han ido varios y les han dado cita para el año que viene", explica Sergio. Una desinformación que también denuncia Manuel, otro transportista español: "Aquí nadie nos dice nada, no sabemos cómo tenemos que hacernos la prueba", asevera este camionero, que se plantea acudir a un hospital o una farmacia para poder hacerse el test y no tener que esperar.
Más allá de no poder pasar la Nochebuena y la Navidad en casa, los transportistas pierden dinero con este bloqueo, según denuncia Javier, que señala que la situación de colapso le está costando "alrededor de 400, 500 euros al día".
Anoche, cerca de Dover, una ONG repartía comida entre los cientos de trabajadores de reparto que continúan varados en Reino Unido, mientras el pánico al desabastecimiento ha llevado a Tesco, la primera cadena de supermercados del país, a racionar productos básicos y limitar las unidades que se pueden adquirir de arroz, papel higiénico o huevos.
Cientos de conductores afectados
El ministro británico de Transporte, Grant Shapps, ha pedido a las empresas que continúen sin enviar camiones hacia Dover hasta que se despejen las carreteras, pero los camiones han continuado llegando hoy a los colapsados aparcamientos del sur de Inglaterra, donde algunos conductores se han visto obligados a dormir las dos últimas noches.
Según las cifras ofrecidas por la ministra de Interior británica, Priti Patel, unos 650 camiones han quedado parados en la autopista, mientras que otros 870 se encuentran en aparcamientos cercanos. Las autoridades locales del condado de Kent, sin embargo, aseguran que hay al menos 2.200 aparcados en una instalación temporal, mientras que otros 632 están retenidos en la autopista.
El director de la Federación de Alimentación y Bebidas británica (FDF, en inglés), Ian Wright, detalló que al menos 4.000 camiones que tenían previsto cruzar el canal estos días se han visto afectados por las restricciones.