Fue en torno al 19 de septiembre cuando terminó de abrirse el abismo entre el ministro de Justicia y el núcleo duro del Gobierno. Horas después de que Gallardón pisara el Congreso de los Diputados por última vez, se decidió con el presidente del Gobierno para decirle que iba a dimitir y Rajoy ni se inmutó.

El presidente no pidió a Gallardón que reconsiderara su posición, sólo tiempo para ver qué pasos daba Artur Mas. Con él escondiendo su juego, acordaron una voladura controlada. Ante los medios, Rajoy expresaba que "como presidente del Gobierno" había tomado "la decisión más sensata". 

Tras enterrar el Presidente la ley del Aborto, Rajoy le dio vía libre a Gallardón para provocar su último terremoto. El adiós fue el Ministerio de Justicia porque Rajoy le prohibió despedirse en el Congreso y porque no quería defender un proyecto que ya esta muerto.

En ausencia de Gallardón, Fátima Báñez ha tenido que defender la interpelación casi sola. Sobre quién ocupará de forma temporal, será la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría

Santamaría se encargará de lo básico, porque lo espinoso, es decir, los recursos contra la consulta soberanista están listos.