La detención de Carles Puigdemont ha abierto varios frentes en el escenario político español. La politóloga Estefanía Molina sostiene que su detención "dificulta mucho la resolución del conflicto y el cierre de heridas". "Es difícil para Esquerra y para el Gobierno de Pedro Sánchez mantener el relato de la distensión o del diálogo mientras Puigdemont sigue siendo un cabo suelto", advierte.
La mesa de diálogo es el símbolo de esta unión y, ahora, y como admite el propio Gabriel Rufián, está en peligro. Sin embargo, aboga por mantenerla ante la falta de alternativas.
Coincide así con una parte de los analistas políticos, que no ven una ruptura en las negociaciones porque ambos, aseguran, se necesitan. Según Pablo Simón, para ERC "es fundamental que esta mesa esté activa porque es la constatación de que ellos han conseguido hacer que el Gobierno de España se siente a negociar". Por su parte, "el PSOE necesita a ERC como socio parlamentario".
Y eso es lo que se ve, a priori, en las declaraciones de sus máximos representantes. Pedro Sánchez admitió que era más importante que nunca "reivindicar el diálogo", mientras Aragonès, instaba a "conjurarse para superar los obstáculos".
La mesa se reactivó hace justo 10 días. Una estrategia que divide al propio Govern y que, en caso de que se extraditara a Carles Puigemont, se podría agravar aún más por la presión de Junts a Esquerra sobre su escepticismo con la mesa de diálogo.
Esta división también podría salpicar a los presupuestos que, a juicio de Pablo Simón, "serían mucho más difíciles de negociar para el PSOE porque para ERC sería una situación enormemente incómoda al PSOE cuando se está juzgando al expresident". Para el portavoz del PSOE en el Congreso no tiene nada que ver. La detención del expresident, ha dicho esta mañana, afecta exclusivamente al ámbito judicial.