El Gobierno y el PSOE han arrancado este lunes el curso político hablando de la singularidad de Cataluña, un modelo que quieren convertir, dicen, en la primera piedra de un nuevo sistema autonómico: "Esto es un comienzo, no un final, queda mucho que hacer", ha apuntado Esther Peña, portavoz del PSOE, tras la reunión de la Ejecutiva Federal que ha tenido lugar este lunes en la sede socialista de Ferraz. Una reunión en la que se ha fijado la fecha adelantada del Congreso Federal, que se celebrará el 15, 16 y 17 de noviembre.

Allí, el líder socialista y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tendrá que convencer a sus territorios de ese nuevo modelo que ha empezado en Cataluña. Pero no lo tendrá fácil. Territorios como Extremadura y Castilla-La Mancha, por el momento, se oponen frontalmente. Desde Mérida, Miguel Ángel Gallardo, secretario general del PSOE de Extremadura, ha hablado de "cupo de insolidaridad". Por su parte, Juan Alfonso Ruiz Molina, consejero de Hacienda de Castilla-La Mancha, ha apuntado que "el interés general se subordina al interés de una sola comunidad".

A todos ellos, en especial en concreto al gobierno castellano-manchego de Page, ha respondido Peña, que pide "agallas" para plantear "propuestas" alternativas si están en desacuerdo.

Pero si el Gobierno propone mejorar la financiación de todos, tendrá la oposición, en este caso, de Junts, que fue socio de investidura. Jordi Turull, secretario general del partido independentista, ya ha asegurado que si hay "café para todos" no contarán con su apoyo.

Por supuesto, las dificultades para el Gobierno y el PSOE no quedan ahí. En el Partido Popular el rechazo la financiación singular es total y sin fisuras, si bien las filas no están prietas si se trata de perdonar la deuda que tienen las Comunidades con el Estado, de acuerdo con algunos barones populares. No así su líder, Alberto Núñez Feijóo, quien se ha mostrado firme este lunes en una entrevista en Onda Cero, y ha asegurado que se opone frontalmente a condonar la deuda que las autonomías tiene con el Estado: "Esto no es una secta", ha dicho, para defender las diferencias que le separan al respecto de presidentes populares como Juan Manuel Moreno o Carlos Mazón. Temas de bolsillo que marcarán el otoño que todos los partidos creen que será decisivo.