Francisco Granados ya no es ni senador ni diputado regional en Madrid. Ha dimitido con una carta en la que renuncia a sus escaños con efecto inmediato. De donde no se va, de momento, es del Partido Popular. "Yo soy del Atleti y del PP, y de eso me voy a morir siendo", asegura el ya exsenador del PP. Eso si se lo permite la Presidenta regional Esperanza Aguirre, que mucha simpatía no le ha regalado estos días.

Se abre ahora el turno de medición de fuerzas, y ahí Granados se antoja muy peligroso. "Tiene una colección de botones nucleares, y los puede activar en cualquier momento", ha asegurado Eduardo Inda en 'Al Rojo vivo'.

Según varios medios, el partido se plantea incluso su expulsión y eso podría sacar lo peor del antiguo hombre de confianza de Aguirre, que ya ha avisado. "Si el PP me expedienta, evidentemente alguno me va a encontrar", afirma Granados.

La advertencia, aunque a toro pasado, ha surtido efecto. El portavoz del Gobierno madrileño Salvador Victoria ha templado los ánimos descartando que le vayan a echar. Siga o no en el PP, donde parece seguro que le encontrarán es en el banco dónde trabajaba antes de ser alcalde de Valdemoro y al que ahora le gustaría volver.

Mientras Hacienda investiga su cuenta suiza, Granados mantiene su versión. La que dió horas después de negarlo todo y en la que reconoce que se llevó dinero allí, pero sólo 300.000 euros.