José Antonio Griñán ha dejado la Junta de Andalucía y lo ha hecho en plena investigación sobre el caso de los ERE fraudulentos en la comunidad.  Interpreta su renuncia como un gesto para "devolver el crédito a la política y fotalecer a la propia Democracia".  Al respecto, considera que "es bueno dar el paso atrás y esperar a la reparación que pondrá a cada uno en su sitio".

Asimismo, ha expresado que su salida es un gesto en beneficio del gobierno regional, "me voy para sacar a la Junta de Andalucía de un debate que entorpece la lucha contra la crisis".

El socialista ha querido mostrar en su despedida su apoyo a Susana Díaz, que pasará a estar al frente del Ejecutivo de Andalucía, ha afirmado que ella tiene ahora un gran reto por delante. Según ha dicho, le "pasa el testigo" porque está preparada para una nueva realidad porque los políticos de generaciones anteriores "somos inmigrantes en un mundo que ha cambiado, que se desenvuelve con parámetros nuevos en lo nacional, internacional, cultural, informativo y social", ha admitido.

El presidente andaluz, José Antonio Griñán, ha asegurado este tras comunicar al Consejo de Gobierno su renuncia al cargo que toma esta decisión para propiciar un "cambio generacional" en la Junta "que sintonice mejor con la sociedad de hoy" y para "preservar" al Ejecutivo autonómico de la "erosión" que ha causado el hecho de que el debate público haya estado "monopolizado en los últimos meses de forma injusta sobre el presidente de la Junta y su relación con el caso" de los expedientes de regulación de empleo (ERE) fraudulentos.

En una comparecencia pública en el Palacio de San Telmo, Griñán no ha ocultado que en su renuncia han influido también factores personales y se ha felicitado de ser relevado por una mujer, la actual consejera de la Presidencia e Igualdad, Susana Díaz, a la que ha animado a "producir un cambio de visión en la política andaluza que pueda generar un impulso y sintonice mejor con la sociedad de hoy" y no un mero "lavado de cara".