Encarnación Burgueño niega ante la Asamblea de Madrid que estuviera a cargo de medicalizar o gestionar las residencias de ancianos de la región durante lo peor de la primera ola de la pandemia de coronavirus.
"En ningún momento la intención era medicalizar ni gestionar", ha defendido este viernes, después de que el diario 'El País' revelase audios en los que habla de una intervención, a la que se refiere como "operación bicho", que desarrolló entre el 27 de marzo y el 26 de abril en las residencias, según ha concretado hoy ante el Parlamento autonómico.
Burgueño, cuyo perfil en LinkedIN no muestra experiencia alguna en gestión sociosanitaria o formación médica -se presenta como directora general de una empresa de alquiler de desfibriladores-, se habría encargado de coordinar que una pequeña empresa de ambulancias, con un modesto equipo de sanitarios, acudiera a las residencias madrileñas.
En este plan, a juzgar por el contenido de los audios publicados, Burgueño recibía instrucciones de un alto cargo del Ejecutivo madrileño, el entonces director general de Coordinación Sociosanitaria, Carlos Mur, que ella trasladaba a su socio y al dueño de la empresa de ambulancias.
"Nos vamos a hacer los reyes y los amos de la gestión sociosanitaria de Madrid, Comunidad Autónoma", llega a afirmar en una de estas grabaciones, que, según ha mantenido durante su comparecencia hoy ante la Asamblea, "están fuera de contexto".
Burgueño además es hija del ex director general de hospitales Antonio Burgueño, que Isabel Díaz Ayuso volvió a fichar en esta crisis. Hoy ha dado explicaciones en la Asamblea y ha defendido que sí estaba capacitada para realizar el trabajo que le encomendó la Comunidad de Madrid, con la que, asegura, existía un contrato "verbal".
Sin embargo, ha insistido en que ella no estaba gestionando nada, sino que se limitaba a informar de la situación en las residencias. Algunas de estas, ha revelado, llevaban 10 días sin recibir la visita de un médico y algunas incluso "tenían cuerpos de fallecidos sin recoger". En este sentido, ha explicado que ella misma habló con funerarias para echar una mano.
Burgueño -que nunca acudió personalmente a los centros- ha explicado que en un principio indicó a los sanitarios que realizaran "un estudio de campo" con la demanda de personal que había en las residencias. No obstante, una vez allí los sanitarios pidieron actuar como médicos porque había mayores que lo necesitaban e incluso firmaron certificados de defunción, según ha relatado.
Además, ha confirmado que conocía la existencia de protocolos para no derivar a los hospitales a internos de las residencias madrileñas, donde, según datos oficiales, han fallecido unas 6.000 personas.