El pasado 25 de Julio, Jordi Pujol fue a casa de su hermana para presentarle su confesión. Maria Pujol: "¿De qué herencia hablas, Jordi?" Era la primera vez que Maria Pujol y su marido, Francesc Cabana oyeron hablar de esa herencia que había dejado su padre.

Un legado que Jordi Pujol habría depositado en Andorra durante 34 años. La Vanguardia cuenta en exclusiva la reacción de esa conversación. En una foto se puede ver al matrimonio Pujol-Ferrusola en un ambiente familiar en 1980.

Sería el mismo año en el que el Pujol que toma café mientras mira el informativo en una televisión pequeña sería investido president de la Generalitat por primera vez. Francesc Cabana: "Pujol estaba muy hundido" (...) "Jordi debe de haber cometido errores, pero sus sentimientos son reales y auténticos".

El cuñado del expresident cuenta al periódico que su primera reacción fue de incredulidad, después de indignación, y finalmente llegó la compasión. Maria Pujol no habría recibido ni un solo céntimo de su padre, sólo la mitad de la venta del piso en el que vivía antes de morir. Pocas horas después de esta visita, Jordi Pujol haría llegar su comunicado a los medios.