Dos jóvenes de Gijón se enfrentan a un castigo de tres años de cárcely una compensación de 18.000 euros por agredir a otro sólo por ser gay. Se trata de una pena ejemplar en la que el juez ha considerado la homofobia como agravante del delito. Las asociaciones por los derechos LGTB consideran que este caso animará a denunciar más.
A Marcos Villanueva le rompieron la mandíbula dos jóvenes que le escucharon decir en un bar que es homosexua. "Volvió a increparme, volvió a la barra, me dijo que dejara de decirlo, que daba asco, al segundo me vino el primer puñetazo", explica el joven, que estuvo más de una semana hospitalizado y que aún tiene secuelas de lo ocurrido. Sin embargo, se muestra satisfecho con cómo se han desarrollado los acontecimientos.
Su abogada, Leticia de la Hoz, explica que con esta sentencia, "se crea una especie de precedente: los agravantes por tener en cuenta la orientación sexual del agredido sí se tienen en cuenta en nuestro Derecho". Esta es una de las primeras condenas en las que en nuestro país se considera la homofobia como agravante, algo "ejemplarizante", según Paco ramírez, del Observatorio contra la LGTBfobia.
Los acusados, no obstante, van a apelar la condena. Uno de ellos asegura que Marcos le acosó previamente. Sin embargo, el juez ha desestimado esta opción tras revisar los vídeos de las cámaras de seguridad. Además, el abogado de la defensa cree el juez se ha visto influenciado por la presión mediática de las asociaciones LGTB. "Lo que no puede acreditarse es que a este señor le pegaran porque dijese o no que era maricón, como dijo en juicio, ese no es el motivo", dice el letrado.