Los feligreses de San Carlos Borromeo sienten vergüenza por las cuchillas instaladas en la valla de Melilla. Por eso han escrito una carta al papa Francisco, para que inste al Gobierno a retirarlas. Además, piden la excomunión de quien autoriza tal atrocidad.

Almami llegó en patera con 16 años hace ya 7 años. 1.000 euros y cuatro días de viaje desesperado desde Mali. Después de eso, asegura, nada te frena: "Yo saltaría la valla, me muera o no".

Con la carta ya sellada, los feligreses esperan una respuesta. Quieren que el papa Francisco de un tirón de orejas al ministro del Interior para que les escuche. Hasta Melilla también se ha desplazado el padre Ángel para pedir la retirada inmediata de las concertinas.

Por su parte, Fernández Díaz  sorprende y propone que, en lugar de prohibir ponerlas, quizá habría que prohibir su fabricación. "Si el material que se utiliza atenta contra los Derechos Humanos, habría que prohibir su comercialización". La única fábrica de concertinas de Europa está en Málaga. Desde la empresa insisten en que su fin no es hacer daño.

Las monjas de la caridad de Vedruna llevan 14 años trabajando con inmigrantes que consiguen pasar a Ceuta. Ellas saben que las cuchillas mutilan y matan. En 2009 un inmigrante intentó pasar de noche la valla. La Guardia Civil se lo encontró muerto, desangrado. Veremos si el ministro, ferviente católico, acaba haciendo caso a lo que le dice la iglesia.