Día de celebración en Cataluña, un año más con el independentismo dividido. Un hecho que, a juicio de Toni Aira, profesor de Comunicación Política de la UPF, no es sorprendente: "Lo tradicional en el independentismo es la división, lo extraordinario fue lo que pasó antes de 2017, que fuera unido. Básicamente porque había un objetivo estratégico compartido".
Tras la celebración del referéndum, cada formación siguió sus propias estrategias. Sin embargo, este sábado, en su discurso oficial, el president Pere Aragonès apuntó que se volverá a votar: "Cataluña volverá a votar, es inevitable. Lo hará más tarde o más temprano, depende de la fuerza que tengamos", aseveró.
Un mensaje que ha repetido durante la mañana de este domingo, aunque ha rehusado fijar una fecha. "Estoy absolutamente convencido y comprometido en que Catalunya volverá a votar. Lo haremos en función de la fuerza que tengamos", ha agregado el mandatario.
Por su parte, la líder de Junts, Laura Borràs, le ha recordado que Cataluña ya votó el 1 de octubre de 2017 y que es necesario mantener al independentismo "activo, movilizado" como reprimenda a Aragonès, que no ha acudido a la manifestación independentista. Sí lo ha hecho Borràs, que se ha dado un baño de masas mientras se han escuchado gritos de 'Puigdemont president'.
La ausencia de Aragonès es la primera de un president de la Generalitat en la última década y se ha producido, según los expertos, ante el temor de haber recibido pitadas y abucheos. Es precisamente lo que ha ocurrido con algunos miembros de ERC, entre ellos Oriol Junqueras, en la tradicional ofrenda al monumento a Rafael Casanova en Barcelona, donde han sido recibidos entre silbidos y gritos de 'traidores'.