Tras más de seis horas de declaración, la infanta Cristina abandonaba, en coche , los juzgados de Palma. "Hasta luego, gracias", ha dicho sonriente a los medios de comunicación allí concentrados. Una imagen tranquila que coincide con la de su llegada a los juzgados a primera hora de la mañana.

Cristina de Borbón llegó sonriente y saludando. En la sala, presidida por el juez Castro y el retrato de su padre, los abogados se colocaban a un lado y a otro. Hasta 400 preguntas tenía preparadas el juez Castro para ella.

Sus respuestas han sido evasivas en todo momento. Se ha desvinculado de Nóos y de la gestión y contrataciones de Aizóon. La infanta ha insistido en su estrategia de defensa: sólo era una esposa que confiaba "absolutamente" en su marido. Ha asegurado que desconocía que sus empleados domésticos estaban contratados por la empresa pantalla.

Tras un receso de dos horas para comer, el interrogatorio de la tarde comenzó con las preguntas del fiscal Horrach que duró aproximadamente una hora. Posteriormente intervino durante unos minutos el abogado del Estado, pasando a preguntar la defensa de la infanta.

Doña Cristina se negó a responder a las cuestiones que tenían previsto plantearle tanto las acusaciones populares como los letrados de las otras partes del proceso.

Al término de la declaración, Miquel Roca, abogado de la infanta, se ha mostrado satisfecho con las explicaciones ofrecidas por su clienta. "Ha sido la ocasión en la que a la infanta le ha sido posible explicar con todo detalle cual ha sido su intervención".

Una opinión de la que disentía Virginia López Negrete, abogada de la acusación popular 'Manos Limpias'. "Ha sido un mero trámite en el que la infanta ha negado todo". Por su parte, el juez Castro, a su salida del juzgado, no ha querido hacer ningún tipo de valoración sobre su tardío encuentro, cara a cara, con la infanta.