Aún no había amanecido cuando Isabel Pantoja salía de su finca 'Cantora' camino de la cárcel. Con ella, su hermano Agustín y el conductor de un coche que enfila la carretera sin detenerse. El gesto muy serio, pelo recogido, ni rastro de maquillaje y grandes gafas de sol.

Tras una hora y media escasa de trayecto, minutos antes de las 8:00, el mismo coche aparece en la prisión de Alcalá de Guadaíra, escoltado por otros dos vehículos de la Guardia Civil. Allí las cámaras esperan. Quieren la última imagen de Pantoja en libertad. A partir de ahí, ya caminando, Isabel Pantoja cruza la puerta de la cárcel. La vemos vestida de oscuro, con un gran bolso al hombro. Un bolso que, como todos sus efectos personales, ha tenido que dejar nada más entrar en el módulo de ingreso.

El protocolo, en esta cárcel de Alcalá de Guadaira, el habitual. Fotos, huellas, reconocimiento médico y el paquete básico que se le da a todos los internos: papel higiénico, pasta de dientes, cubiertos de plástico y un juego de sábanas y toallas. Es el día 1 de la vida en la cárcel de Isabel Pantoja.