Javier Fernández, ha hecho una llamada a todos los asturianos para que se hagan partícipes de la consecución de una región "distinguida por la pujanza económica, la fortaleza social y la regeneración democrática", triple destino por el quiere que avance su Gobierno.
Nada más jurar su cargo, el séptimo presidente de la comunidad autónoma ha asegurado que Asturias "ha podido con lo peor de la crisis" porque desde el Ejecutivo que presidió la pasada legislatura sabían dónde se quería ir: "A una comunidad mejor, aupada por la escalera del progreso, capaz de iniciar la recuperación económica, sólida en sus derechos sociales y dispuesta a su regeneración".
Tiene claro que gobernará con la verdad por delante, con coraje y convicción para no arrugarse ante la presión del adversario o la corrupción del amigo, y teniendo muy claro el triple destino al que quiere llegar con el apoyo de todos, al margen de sus ideas y carnés, de discrepancias o del "furor adanista de los recién llegados", en referencia a Podemos.
"Molesta el resentimiento, la revancha, la incapacidad para aceptar los resultados, el propagandismo inútil, la negativa avariciosa y miserable a contribuir al bien común", ha dicho ante buena parte de los diputados que conforman la Cámara regional, entre los que no se encontraba el portavoz de Podemos, Emilio León, con el que no llegó a acuerdos durante las negociaciones para su investidura.
Ha asegurado que va a seguir trabajando para conseguir una Asturias de progreso y bienestar y que para ello cuenta con el resto de fuerzas políticas, a las que ha ofrecido diálogo y compromiso.
Con el apoyo de 14 de los 45 diputados que formar el Parlamento asturiano, Fernández ha asegurado que con su oferta no pretende hacer de la necesidad virtud, ni llenarse la boca de promesas falsas, sino implicar a todos en la mejora de Asturias.
Ha negado que la política esté cambiando -"no hay vieja y nueva política, hay buena y mala política"- porque la que está cambiando es la sociedad entera, incluida su arquitectura institucional, donde es impensable una sociedad resignada, cautiva, silente y convocada cada cuatro años.
Ante la ministra de Fomento, que ya estuvo en su toma de posesión la pasada legislatura, ha reiterado que el Gobierno central no debe esperar ni la sumisión ni hostilidad del Ejecutivo asturiano, sino unas relaciones que deben estar presididas por la cooperación y lealtad, porque es más productivo que el enfrentamiento por sistema.
Coincidiendo con este acto, más de medio centenar de integrantes de la Asamblea de Trabajadores en Lucha, que reúne a colectivos afectados por cierres de empresas o ajustes de empleo, se han manifestado a las puertas del parlamento regional, donde han abucheado a políticos y autoridades. Este es su segundo y último mandato al frente del Gobierno asturiano, dado que ya ha anunciado que no volverá a presentarse a la reelección.