La presión vecinal ha ganado la batalla. Javier Lacalle, en una rueda de prensa, ha confesado que, para él, “es más importante la convivencia de los vecinos que 50 o 60 obras”.
Por eso, el ayuntamiento da marcha atrás, y a partir de la próxima semana, las máquinas vuelven al trabajo, pero para dejarlo todo como estaba.
“Hoy concluye esta iniciativa que entendíamos muy beneficiosa y el lunes comenzará la obra de acondicionamiento de vuelta a la normalidad”. Así anunciaba el alcalde la paralización de las obras. Ha dicho que para las empresas adjudicatarias era imposible llevarlas a cabo.
Dice que no es una renuncia, sino una imposibilidad. Y cree que Burgos se pierde una gran obra. Afirma que han entendido el mensaje, el que los vecinos del barrio llevan toda la semana haciéndole llegar.
Su lucha, dicen, demuestra que lograr cosas es posible. Ahora solo esperan que esta calle vuelva cuanto antes a ser la que era.