El ambiente en marzo de 1993 era tenso por los escándalos de corrupción y un joven Jenaro García disparó su pregunta al presidente del Gobierno: “¿Estaría dispuesto a comprometerse con nosotros, los alumnos de la Universidad Autónoma y ante los universitarios de toda España, a dimitir si se demuestra que ha habido corrupción en el caso Filesa?”.
El resto de alumnos aplaudieron su intervención y Felipe González contestó: “Si me compete la responsabilidad de dimitir en un momento dado, estaría dispuesto a admitir esa responsabilidad”.
Ahora, paradójicamente, el hombre que le acorraló hace 21 años y que presumía de ética, es el máximo responsable de una estafa que podría afectar a 5.000 inversores.