La independencia unilateral catalana podría traer una economía incierta ya que abocaría a Cataluña a salir de la Unión Europea y España tendría derecho a vetar su adhesión.

José Carlos Díez, profesor de Economía en la Universidad de Alcalá, ha explicado que "si Cataluña se independiza unilateralmente estaría fuera del euro, el sistema bancario quebraría y estaríamos en el peor de los escenarios" y lo ha comparado a la situación que vivió Argentina, durante el corralito de 2001.

Cataluña podría adoptar unilateralmente el euro: pero no podría fabricar moneda y tampoco estarían supervisados por el Banco Central Europeo. La deuda haría, en principio, que el nuevo Estado naciera perjudicado ya que tendría que asumir la parte correspondiente de la deuda española.

José María Gay de Liébana, profesor de Economía Financiera en la Universidad de Barcelona ha apuntado que "Cataluña asumiría hasta un 20% de la deuda española, en orden de 200.000 millones de euros".

Alfons Durán-Pich, empresario y analista económico ha considerado que "la deuda es una bomba de relojería que hay que negociar" pero, sin embargo, ha dicho que Cataluña se halla en una situación privilegiada.

Otro de los temas que han preocupado a los expertos economistas es el de las pensiones, ya que la emisión de deuda permite financiar mejor este sistema. Sin embargo, la agencia Fitch ha calificado a la deuda catalana como bono basura.

José Carlos Díez ha explicado que "lo normal es que tuvieran que hacer un ajuste fiscal brutal y recortar las pensiones, como se ha hecho en Portugal, en Grecia y como se ha hecho en todos los países rescatados".

Sin embargo, el catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona, Germà Bel, ha opinado que "en estos momentos, el déficit de las pensiones catalanas es menor que en el del conjunto de España, por lo tanto, un sistema separado de pensiones de Cataluña tendría una mejor relación entre ingresos y gastos".

Según un informe del Gobierno, si Cataluña llegase a independizarse, sus exportaciones estarían gravadas por la Tarifa Exterior Común. Lo que supone que el precio de las exportaciones subiría 5.7% por los aranceles, que dejarían de ser competitivos y que podrían perder más de 7 mil millones de euros.

Alfons Durán-Pich, empresario y analista económico, ha expresado que "la organización mundial del comercio quiere 'arancel cero' en todas partes" y ha concluido que "no van a imponernos aranceles".