Eran las cuatro de la tarde cuando una bomba estallaba en uno de los sótanos de un Hipercor de Barcelona. Un 19 de junio de 1987, hoy hace 30 años, ETA perpetraba su atentado más salvaje.
Con 30 kilos de amonal y más de 100 litros de gasolina en el maletero de un coche, que al explotar, arrasaron varias plantas del centro comercial. 21 personas morían y más de 40 resultaron heridas de gravedad.
"Estos señores se dirigían unos a otros preguntando que había habido una llamada y qué habían dicho", explicaba un señor tras el atentado. Hoy en día esa llamada sigue siendo una de las sombras del atentado. Los terroristas avisaron una hora antes de que iban a atentar, pero la empresa, tras realizar un registro y no encontrar nada, decidió no evacuar las instalaciones.
"La herida ni se cura ni se olvida", "me acuerdo de los olores, del humo, de la asfixia, me cuesta explicarlo", así relatan los supervivientes este episodio difícil de borrar. Una masacre de la que este lunes se cumplen 30 años en los que familiares y víctimas no han dejado atrás el dolor.