Sin apenas digerir todavía el cambio, Íñigo de la Serna ha aterrizado en Madrid desde la Alcaldía de Santander para capitanear el transanlántico de Fomento. Este ingeniero de caminos, de trato informal, pasa de joven promesa del PP a ministro con ganas de dejar su propia huella.
Entre los retos en la mesa: el rescate de las autopistas quebradas, terminar los tramos del AVE, la polémica con Uber, y la poca generosidad presupuestaria de Montoro, como le avisaba su antecesora, Ana Pastor.
De la Serna llega al ministerio tras sufrir un varapalo judicial la semana pasada, cuando el Supremo tumbó su plan urbanístico en Santander. Y de Fomento a Sanidad, donde Montoro ha vuelto a aparecer en el discurso de un antiguo ministro
"Aunque está aquí solo, es un tipo de referencia en el Gobierno", ha destacado el extitular de Sanidad Alfonso Alonso. Él y Báñez ceden la cartera a la actual diputada Dolors Montserrat, un valor al alza en el PP que pone la cuota catalana en un momento de tensión territorial
Con la cartera en su mano, tendrá que afrontar el documento sanitario para inmigrantes irregulares, un pacto de Estado contra la violencia de género que pide la oposición y el sistema de la dependencia.
Una ministra a la que los críticos recuerdan la empresa de su familia, que este año y el pasado apareció en la lista de morosos de Hacienda. Por otra parte, felicitaciones para Álvaro Nadal, nuevo ministro de Energía, cercano a la vicepresidenta, y hasta ahora en la sombra como fontanero de la oficina económica de rajoy
Entre sus retos en este ministerio de nueva creación: el recibo de la luz, las energías renovales y las nucleares. Nadal trabajar codo con codo con su hermano gemelo, actual secretario de Estado de energia.